¿Tenemos motivos y razones para estar indignados? ¿A dónde nos conduce la indignación? ¿Es posible convertir la indignación en un impulso que transforme el mundo en el que vivimos? Sin duda alguna, tenemos motivos y razones a diario para sentirnos indignados: los casos de corrupción, el secuestro de la política y la democracia por parte de los lobies de poder y los sectores financieros, los recortes sociales que abren más la brecha entre los que no saben qué hacer con tanto dinero y los que no saben qué hacer para ganar algo de dinero y poder llegar a final de mes. La situación económica, social, política y humana está llegando a límites insoportables sencillamente porque el miedo y la codicia de los que tienen mucho, choca frontalmente con la resignación e impotencia de los que no tienen casi nada. Un mundo que se divide en dos clases: los ricos y los pobres es un mundo que se rompe por la mitad, es un mundo injusto que se sostiene sobre la desigualdad y el desequilibrio, es un mundo que vive y se alimenta del miedo a perder lo poco o mucho que tenemos, y el miedo a no conseguir lo que necesitamos. Este es el mundo que estamos construyendo, un mundo que se dirige, desde la indignación de los que menos tienen y más sufren, a la confrontación, al caos, a la guerra de clases, a la destrucción y la desesperación. No pretendo ser fatalista, ni derrotista; todo lo contrario, lanzo un mensaje de esperanza. Percibo cada vez con más fuerza y claridad que desde la indignación justificada y creciente de los más pobres de esta sociedad, conectaremos con la rabia colectiva que ha transformado y transforma las cosas que necesitan ser transformadas. Toda revolución debe superar el miedo y conectar con la rabia que nos da la fuerza necearia para decir "BASTA YA" y cambiar las cosas. Cuanto peor estemos, más cerca estaremos de iniciar ese cambio, de unirnos todos para reclamar (de manera pacífica, pero irrevocable) nuestros derechos, una vida más digna y justa para nosotros y para las futuras generaciones, los niños y jóvenes que quieren, necesitan y esperan que les ofrezcamos un mundo mejor, una vida llena de ilusión y esperanza. ¡No les podemos fallar!
¡¡Indígnate y cree que el cambio es posible!! Comprende que sólo, solo podemos ganar algunas batallitas, pero con total seguridad perderemos esta guerra entre "los ricos poderosos y los pobres indignados". Reflexiona y llega a tus propias conclusiones. No permitas que el miedo te detenga. Haz lo que te dicte tu conciencia y deja que tu corazón y la propia realidad guíen tus decisiones y acciones.
Me despido con un saludo Hindú que es una invitación a la unidad de todos y al amor que lo une todo.
NAMASTÉ ("mi alma se regocija al encontrarse con la tuya y se llena de felicidad")
¡¡Indígnate y cree que el cambio es posible!! Comprende que sólo, solo podemos ganar algunas batallitas, pero con total seguridad perderemos esta guerra entre "los ricos poderosos y los pobres indignados". Reflexiona y llega a tus propias conclusiones. No permitas que el miedo te detenga. Haz lo que te dicte tu conciencia y deja que tu corazón y la propia realidad guíen tus decisiones y acciones.
Me despido con un saludo Hindú que es una invitación a la unidad de todos y al amor que lo une todo.
NAMASTÉ ("mi alma se regocija al encontrarse con la tuya y se llena de felicidad")
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